La movilidad eléctrica en Costa Rica sigue ganando terreno, impulsada por un crecimiento acelerado en la infraestructura de carga gracias a la inversión privada. Actualmente, existen más de 430 puntos de carga en lugares públicos como restaurantes, centros comerciales, gasolineras, hoteles, parqueos y sodas, según datos de ATILA, software de gestión de la empresa costarricense ELCO.
El papel clave de las empresas privadas
Aunque las distribuidoras eléctricas fueron las primeras en instalar cargadores en el país, empresas como ELCO han desempeñado un papel crucial en la expansión de esta infraestructura. ELCO, fabricante costarricense de cargadores, no solo lidera el mercado local con soluciones de alta calidad y soporte técnico, sino que también proporciona más del 90% de los cargadores instalados en agencias que venden vehículos eléctricos.
Según Daniel Castillo, presidente y fundador de ELCO, “la compañía ha trabajado durante años para desarrollar equipos con una garantía de ocho años, la más alta en este segmento. Esto no solo genera confianza entre los usuarios, sino que también reduce costos al no depender de distribuidores internacionales.”
Infraestructura comercial: un modelo de éxito
La inversión en estaciones de carga se ha convertido en un atractivo para el sector comercial. Restaurantes, hoteles y centros comerciales han identificado la oportunidad de atraer clientes que utilizan vehículos eléctricos al ofrecer puntos de carga, ya sea gratuitos o cobrados, como lo permite la regulación de ARESEP.
Maria José Ventura, Gerente Comercial de ELCO, “destaca que en promedio se instalan 15 nuevas estaciones de carga pública al mes, muchas de ellas en alianza con empresas como BYD y Grupo Purdy. Esto, además de la red propia de ELCO, refuerza el acceso a la carga en todo el país”.
Por su parte, agencias como Corimotors han apostado por redes exclusivas de carga para sus clientes, con más de 26 estaciones de carga media y rápida distribuidas estratégicamente.
Retos y oportunidades
Un reciente estudio de ARESEP señaló que la red pública de carga rápida en el país enfrenta retos como averías frecuentes y tiempos de respuesta deficientes. Sin embargo, el análisis no incluyó la infraestructura desarrollada por el sector privado, que actualmente representa la mayoría de los puntos de carga instalados. Este vacío en el informe refleja la necesidad de reconocer el impacto del sector comercial en el crecimiento de la movilidad eléctrica.
Otro punto clave es el cambio en los hábitos de los usuarios. Según Castillo, muchos cargadores gratuitos reducen su uso hasta en un 60% cuando comienzan a cobrar, lo que evidencia que la gratuidad, más que la necesidad, motiva el uso.
Un modelo de ganar-ganar
El sector comercial se posiciona como el mejor aliado para la expansión de la movilidad eléctrica. Ofrecer servicios de carga no solo atrae a nuevos clientes, sino que también genera ingresos adicionales o beneficios indirectos para los comercios.
“Este modelo es un ganar-ganar; el comercio aumenta su clientela y el usuario de vehículo eléctrico tiene más opciones para cargar su auto mientras realiza otras actividades”, concluyó Ventura.
El futuro de la carga eléctrica en Costa Rica
Con un país pequeño y una red creciente de estaciones de carga, la movilidad eléctrica sigue consolidándose como una opción viable para los costarricenses. Las alianzas entre empresas privadas y comercios prometen llevar esta infraestructura a nuevos niveles, ofreciendo una experiencia más confiable y accesible para todos.
La clave está en seguir fomentando la inversión privada y fortalecer la colaboración entre sectores para construir un ecosistema robusto de movilidad eléctrica.