La industria automotriz se encuentra en un punto de inflexión, marcada por la acelerada transición hacia la movilidad eléctrica. Impulsada por regulaciones gubernamentales cada vez más estrictas y una creciente conciencia ambiental, esta transformación plantea desafíos significativos para los fabricantes tradicionales, al tiempo que abre nuevas oportunidades para la innovación y el desarrollo tecnológico.
Un ejemplo emblemático de esta situación es el caso de Ford en el Reino Unido. La solicitud de la compañía al gobierno británico para flexibilizar las normativas sobre ventas de vehículos eléctricos refleja las dificultades que enfrentan los fabricantes a la hora de adaptarse a los nuevos paradigmas del mercado.
La marca está lejos de alcanzar un 22% de las ventas de coches eléctricos y un 10% de furgonetas eléctricas. La directora general de la marca de vehículos en Gran Bretaña e Irlanda, Lisa Brankin, señala que las pocas ventas de deben a una fosa de demanda.
Ford solicita al gobierno británico:
- Reducción del IVA para vehículos eléctricos: Propone disminuir a la mitad el impuesto sobre el valor añadido (VAT) aplicado a los coches eléctricos, con el objetivo de abaratar su adquisición y estimular la demanda.
- Flexibilización del sistema de comercio de créditos de emisiones: Solicita que se relajen las regulaciones relacionadas con este sistema, lo cual podría reducir los costos de producción de los vehículos eléctricos y hacerlos más competitivos.
- Extensión de los incentivos para furgonetas eléctricas: Pide que se prolonguen los programas de incentivos a la compra de furgonetas eléctricas, ya que estos están programados para finalizar en el próximo año.